Siempre se discute si la obra de arte debe ser explicada o no. ¿Debe el autor dejar que los demás interpreten? ¿Interpretan los críticos, que después se encargan de explicarles y cobrarles a los demás por su perorata?
Seguramente que la fundamentación se hizo más exigente frente a una obra conceptual, que hasta podría tratarse de una larga justificación sobre un escupitajo en la pared de un museo, que no tiene el mismo valor que el de la vereda! De todas maneras, célebres obras de la historia del arte, cuando uno incorpora la intención del autor, se valoriza de otra manera. Lo mismo pasa con la música, las danza, …que si uno sabe la historia que representa, además de ser, tal vez transportado por una sucesión de sonidos armónicas, la imaginación recibe una valiosa ayuda.
Una obra de arte, propone al espectador ubicarse en una actitud creativa, lo pone en contacto con el complejo mundo interior del autor, sacude lo más profundo de los inexplicables sentimientos. Circulan las afirmaciones de que la percepción visual es la que más ha desarrollado el hombre. A través de ella, el artista puede acceder a ese inagotable mundo del pasado, que llevamos cada uno de nosotros. Provocar la fascinación desde lo intuitivo, lo irracional, la creatividad!
Enfrentar una obra nos conduce a estímulos contradictorios, atractivos y placenteros hacia el descubrimiento de incógnitas. Disfrutamos descifrar incógnitas, como una pasión incontenible, curiosa y aventurera. Cada uno se apropia, interviniendo la obra con sus evocaciones, recuerdos, experiencias conscientes e inconscientes y crea su propia obra. Por eso, a veces las fundamentaciones pueden poner en riesgo algunas ilusiones personales. En una obra de arte, uno entra en ella y se la lleva como una experiencia modificadora.
Me pasa con mi obra, que me sorprende el proceso y cuando la termino, después de mantenerme suspendido un tiempo en éxtasis, siento que no es mía y que sólo he sido un intermediario, que como tal, ya no me pertenece.
Presento ésta obra: 2050, en respuesta a la convocatoria de la IV Biennale Internazionale de Arte Contemporánea de Salerno, Italia. Por razones éticas, fuera de concurso, por integrar el Comité Científico, como miembro del jurado. La propuesta de éste año se intitula, “Lunática”.
Me ubiqué en la luna y vi las consecuencias de un planeta maltratado de todas las maneras posibles y quemado por todos sus combustibles vitales. Armar una esfera de huesos laboriosamente retorcidos y quemados, fraccionado en dos por el fuego de las divergencias, me hizo palpitar arrítmicamente durante varios meses. La finalización, fue en vísperas de la peste. ¿Fue acaso premonitorio? ¿Una conexión de sincronismo universal? La miro y me siento Pilato, yo no fui!
Esto no es una fundamentación, simplemente comparto mi experiencia personal de realización! Convencido de que muchas cosas deberían volver a su lugar, según lo gritó la naturaleza, dueña por derecho propio de toda reacción,….imaginando que en breve, el ser humano seguirá siendo más de lo mismo, desde mi obra devolveré algo a su lugar de origen. La escultura, además de restos y óseos de diferentes especies, contiene piel de los restos de mi abuelo, nacido en Le Marque. No es nada más que un símbolo personal, como necesidad imperiosa de buscar en muchos casos, el punto de origen.
…y volver a darle cuerdas al reloj
Luis V. Gramet-mayo 2020 Argentina
precioso !!
Das Licht des Lebens in der Welt der Toten! Unglaublich !!!
Wie gut du siehst!
para mi no la tenemos q explicar, pero debemos decir qe nos llega observar la que no es nuestra.. esta obra me da a q el mundo esta asi hecho plastico y fuego, nosotros alli sobreviviendo…..