Bien se sabe que el hombre, desde su origen, ha tratado de expresar sus sentimientos. El medio más primitivo y de mayor pureza, es la manifestación artística.

Las culturas de cada época, han quedado plasmadas de diferentes maneras ; cumpliendo estas a su vez, la función de verdaderos documentos.

La escultura es una de las formas más perdurables. En éste caso fue elegido el bronce, por las innumerables cualidades y por el valor histórico que representa para la humanidad. El modelo original, ha sido elaborado en cerámica, elección nada casual ya que los árabes lograron un profundo conocimiento sobre este material. Se decidió representar una medalla, ya que desde tiempos muy lejanos se utiliza como sello, o distinción en los grandes advenimientos. Por su familiaridad con la moneda, símbolo de poderío económico, con el fin de estrechar más la relación entre ambas, se han dispuesto anverso y reverso no para ser vistos como una medalla convencional, sino con la oposición que caracteriza a la moneda. Además, con el objeto de que cualquier persona pueda tener un ejemplar en su poder y no pase a ser sólo una reliquia más de museos o colecciones privadas. Se debe reconocer que no es sencillo representar una cultura de tanta profundidad y amplitud como la de los pueblos Árabes, mediante unos pocos símbolos. Pero cada uno de ellos, fundamentan diferentes significados y significantes que componen la expresión en general.

Una de las caras de la moneda (ARABIA-1983) representa el origen visto desde el presente. Se puede considerar a los pueblos árabes, contenidos implícitamente en la península arábiga por ser ante el mundo , cuna de la arabidad. El fruto de esa tierra, surge en forma de brote como un ave rapaz que echa vuelo, tal vez como un águila aventurera, (símbolo de la inteligencia) tal vez como un toghrol. Detrás, la Argentina, lógicamente ligada por la influencia de aquella cultura, transmitida a través de Grecia y Roma, dos grandes imperios que tuvieron su origen en Arabia. Debemos considerar así mismo que la humanidad toda, nació entre la Mesopotamia y el Nilo.

La composición central esta enmarcada entre dos hojas de palmera, por considerárselo uno de los elementos más representativos de la flora de aquella región.

La faz opuesta de la pieza contiene como tema central, dos fuentes de energía que se hacen completamente visibles : una, la antigua y tradicional, obtenida por tracción a sangre, representada por un animal natural de la región, puede considerarse tanto un camello por sus dos gibas, como un dromedario aparentemente ensillado.

La otra, más actual y de mayor relieve aún, está representada por una torre de extracción de petróleo, lo que desde la segunda mitad de este siglo, le permite proyectarse nuevamente al mundo.

Los triángulos que forman las gibas y la cabeza del animal, apuntan con sus vértices superiores hacia arriba, hacia el cielo, con la esperanza de encontrar la guía de una fuerza superior para poder enfrentar el futuro que nos espera con tanta incertidumbre y misterio, quizá comparable con el misterio que encierran los tres grandes monumentos piramidales de Egipto, intencionalmente reflejados en estas tres figuras.

Completa la composición el contorno del planisferio, simbolizando el mundo que recorrieron los árabes transmitiendo su cultura desde la cuna, como lo expresa la inscripción, hacia el resto del mundo, portando ese maravilloso bagaje en el saco triangular que pende desde el centro de la figura. Y la totalidad, inmersa bajo la vital influencia de nuestro astro, emanando su propia energía representada por ondas semicirculares concéntricas en degradé, a la vez que las mismas representan el polo norte y los paralelos, ubicando a Arabia en el hemisferio superior de la tierra. Junto con la incisión que representa al mundo, no solo cumplen con una expresión simbólica, sino que ayudan a romper la rigidez de las líneas rectas, proporcionando variedad a la unidad, sin desequilibrar la composición.