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La Piedad Bandini, rejuvenecida, se exhibe en Florencia

Tras una restauración que ha permitido eliminar las imperfecciones superficiales que impedían la correcta visualización de la escultura, la Piedad Bandini de Miguel Ángel, considerada la “obra más personal” del artista realizada en su vejez, reluce desde ahora en Florencia y puede ser apreciada por los visitantes en su total esplendor.

Se trata de la primera restauración completa del grupo escultórico iniciado por Miguel Ángel en 1547 con la intención de que formara parte de su sepulcro en la iglesia de Santa María la Mayor de Roma, un trabajo que ha permitido “mejorar la lectura” del monumento, que, entre otras cosas, se había oscurecido por el paso del tiempo y tenía restos de cera y yeso, consignó el diario español ABC.

La Piedad Bandini, o Piedad de Florencia -como se la conoce para distinguirla de las otras dos de Miguel Ángel, la del Vaticano y la Rondanini-, es la “obra más personal” del maestro italiano, según el director del Museo de la Ópera del Duomo de Florencia, Timothy Verdon, no solo porque quería ser enterrado bajo ella, sino también por su “relación atormentada con el mármol”.

Respecto a la versión que se acaba de restaurar, el artista la vendió a Francesco Bandini por doscientos escudos, ya que cambió de opinión y decidió ser enterrado en Florencia. La obra estuvo en la villa romana del propietario hasta su traslado y colocación en la iglesia de San Lorenzo de Florencia por Cosme III en 1674. Allí permaneció hasta que en el año 1722 fue transferida a Santa María del Fiore y finalmente desde 1960 se expone en el museo de la catedral.

La escultura de dos metros, que presenta el cuerpo de Cristo sostenido por María, María Magdalena y un Nicodemo con la cara del autor, fue objeto de la ira del artista, que la tomó a martillazos con ella al no soportar una imperfección del mármol. Las marcas son hoy visibles en el codo, el pecho, la espalda y la pierna izquierda de Cristo.

La obra, inacabada y regalada a su discípulo Antonio Da Casteldurante, permaneció expuesta 220 años junto al altar mayor de la catedral de Florencia, donde la superficie se deterioró, no exenta del paso del tiempo.

El humo de las velas y de la cera proveniente del goteo de estas desde el altar causaron numerosas manchas en la escultura. Otro de los grandes problemas eran los restos de elevadas cantidades de yeso que quedaron tras la realización de un molde de la obra en 1882.

Esta Piedad florentina es una de las tres que realizó el genio del Renacimiento. La primera, la que se admira en la basílica de San Pedro, la esculpió Miguel Ángel en su juventud, en 1496, en tanto que la última, la Piedad de Rondanini, conservada en el museo del Castillo Sforzesco de Milán, está considerada como la última obra esculpida por Miguel Ángel


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