La Bienal de la Biodiversidad de Cali 2024 trascendió el concepto tradicional de exposición artística, consolidándose como un llamado urgente a la acción. Según Jorge Enrique Londoño Ramírez, fundador del evento, su propósito principal fue utilizar el arte como una herramienta poderosa para sensibilizar al público sobre la importancia de la biodiversidad y fomentar un cambio de mentalidad hacia la conservación. En un país como Colombia, que es hogar de una de las mayores riquezas biológicas del planeta, esta bienal no solo celebró esa diversidad, sino que también sirvió como un homenaje a los ecosistemas y, al mismo tiempo, como una advertencia sobre su fragilidad y las amenazas que enfrentan.
A través de las obras expuestas, los artistas lograron transmitir un mensaje claro y contundente: la preservación de la biodiversidad es una responsabilidad colectiva, que debe ir más allá de las palabras y convertirse en acciones concretas. La bienal no solo expuso la belleza de la naturaleza, sino también las preocupaciones sobre su futuro, buscando inspirar al público a reflexionar sobre el impacto humano en el entorno natural y la necesidad urgente de adoptar medidas para su protección.
Este evento se destacó no solo por su enfoque artístico, sino por su capacidad para generar conciencia en un contexto en el que la biodiversidad, a pesar de ser uno de los patrimonios más valiosos de Colombia, enfrenta cada vez más desafíos debido a la actividad humana. La bienal cumplió así un papel fundamental al visibilizar estos problemas, invitando a todos a ser parte activa de la conservación de los recursos naturales.
Las palabras de Luis Gramet, presidente del jurado
Al cierre de la Bienal de la Biodiversidad de Cali 2024, el reconocido artista argentino Luis Gramet, presidente del jurado, ofreció una reflexión profunda sobre las obras presentadas y el impacto del evento. Con su estilo reflexivo y crítico, Gramet destacó tanto los logros del movimiento artístico centrado en la biodiversidad como los retos que enfrenta en su consolidación. En su análisis, señaló:
“He notado en muchos casos la repetición de objetos tomados en representación del caso y una paleta de colores fuertes y contrastantes como la exuberancia que rodea a esa porción central del continente americano… Esto es bueno por un lado, porque podríamos decir que ya se identifican como un movimiento regional de fuerte presencia, inconfundible, identificatorio como tal. Se despegan como una parte del mundo del arte contemporáneo que actualmente tiene pocos casos parecidos por su rápida evolución y presencia internacional.”
Con estas palabras, Gramet no solo mostró su admiración por el esfuerzo de los artistas, sino que también lanzó una invitación al crecimiento y la reflexión. Según él, la Bienal de la Biodiversidad se ha consolidado como un movimiento artístico en pleno auge, con una identidad regional potente que ha logrado destacarse en el contexto del arte contemporáneo global. Sin embargo, el presidente del jurado advirtió sobre la necesidad de que los artistas logren un balance entre ser parte de este colectivo y afirmar su singularidad creativa.
En este sentido, Gramet subrayó la importancia de que cada creador profundice en su relación personal con el tema de la biodiversidad. A pesar de la fuerza colectiva que impregna el movimiento, el arte, en su esencia, sigue siendo un acto profundamente individual. En sus palabras:
“El momento de desnudarse es frente al lienzo, o el material con el que trabajen. Acertado o equivocado, desde mi observación, siempre hay tiempo para prepararse cada día y encontrarse con uno mismo de manera más cercana en la obra.”
Este mensaje subraya la importancia de la autenticidad y la exploración constante, recordando a los artistas que el proceso de creación es un viaje introspectivo que debe llevarlos a una conexión más profunda consigo mismos y con el mensaje que desean transmitir.