Los creadores y creadoras tienen fantásticas formas de revelarse. Y de mantenerse en el anonimato. A veces escondidos y otras simplemente reservados en sus ideas y creaciones. Como Wilkens Desiderio, de 103 años de edad.
En Capaccio, pueblo de la campiña salernitana, los contrastes son atractivos para poder llegar y quedarse. Allí vive un plástico, en el laberinto de sus obras que nunca fueron puestas a la adquisición de los pocos que pudieron admirarla. Son centenares de cuadros en distintos formatos, de colores vivido y con varias tendencias.
Wilkens se mueve seguro, con la espalda encorvada, pero con firmeza en su voz y lucidez de pensamiento. Recibe a algunas personalidades de la Bienal de Salerno, y accede a la foto de recuerdo.
Todos en su familia fueron longevos, y eso le da espíritu para seguir proyectando y pensando cosas para el futuro.
Mientras tanto no deja que el frio endurezca sus articulaciones y se abriga con una manta y un gorra de lana. Sus ojos vivaces, las pinceladas en las telas… reminiscencias de Vincent?
Artistas y creadores por descubrir… lo hay por todos lados. En Capaccio, está Wilkens Desiderio, con 103 años.